miércoles, 13 de octubre de 2010

A guardar a guardar, cada cosa en su lugar




En el pasado las abuelas miraban con recelo que los niños jueguen con sus preciados costureros. Tal vez eso hizo que estos pequeños objetos sean hoy atesorados como verdaderas reliquias. Nada menos que una de estas llegó a nuestras manos. Adriana fue contundente cuando nos dio su joyita: "Les doy esta cajita de costurera heredada de mi abuela, ¿pueden hacer algo? Es para las nenas". Nosotras pensamos que no solo se podía hacer una cosa, ¡sino muchas! Entonces las hicimos. Cambiamos la tapa destartalada por una nueva, le devolvimos la correa que la mantiene parada y reparamos el interior para llegar a lo que más nos divierte: colores, texturas y diseños. Elegimos dos colores, tres diseños y decapamos, como siempre, para que la madera aparezca y no quede oculta como loca mala.
Cuando finalizamos la restauración y el reciclaje de la cajita, fue entregada a las manos de su dueña que nos felicitó por el trabajo. Si bien la estética de la cajita es otra, la funcionalidad sigue intacta: Antes la abuelita lograba mantener el orden de sus hilos y agujas, hoy su holgado interior ayuda a mantener el orden de los minúsculos juguetes de las niñas.

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